Las nuevas tecnologías e Internet han abierto multitud de posibilidades a determinadas actividades profesionales y académicas.
Antes de la pandemia por COVID-19, los estudios y el trabajo online no tenían un gran peso en nuestro día a día. Sin embargo, desde la crisis sanitaria, esto ha cambiado y el porcentaje de teletrabajo se ha visto aumentado de forma notable.
La formación o el trabajo en remoto pueden ser una alternativa para aumentar la productividad y favorecer la organización a nivel personal. Sin embargo, en algunas ocasiones pueden producir un mayor nivel de estrés, sensación de aislamiento o un aumento del número de distracciones, al tener a nuestro alcance todas nuestras comodidades en casa.
¿QUÉ IMPLICA EL HECHO DE TRABAJAR DESDE CASA A NIVEL PSICOLÓGICO?
A priori, existen muchas ventajas en el teletrabajo y si conseguimos adaptarnos puede ser un buen método que beneficie nuestro día a día y nos permita experimentar sensaciones de bienestar y satisfacción.
Si, por el contrario, no logramos esa adaptación es probable que encontremos una mayor dificultad para afrontarlo. En este caso, algunos de los efectos psicológicos del estudio online o el teletrabajo son:
- Agotamiento mental y estrés: sensación de estar muy cansado/a y a la vez no ser eficaz. Esto hace que el nivel de estrés aumente al aumentarse la carga de trabajo.
- “Adicción” al trabajo: dicha sobrecarga de trabajo puede llevar a muchas personas a no desconectar, ya que tenemos la oficina en casa.
- Sensación de aislamiento: la falta de contacto físico con los compañeros/as, echar de menos los cafés compartidos, los cambios de clase, etc. La virtualidad ha cambiado la forma de relacionarnos y comunicarnos y algunas personas pueden sentir una falta de pertenencia al grupo u organización.
¿TODO EL MUNDO SE ADAPTA IGUAL AL TELETRABAJO/CLASES ONLINE?
Aunque la condición telemática sea la misma, las diferencias individuales y el contexto de cada persona son diferentes. Por tanto, la adaptación a la formación o el trabajo online también puede ser distinta a nivel interpersonal.
Hay características individuales que favorecen esta adaptación como, por ejemplo, la auto-disciplina y la habilidad para trabajar de forma independiente. Estudiar o trabajar en casa requiere que tengamos una buena capacidad de concentración y planificación.
También la edad y la familiaridad o frecuencia de uso de las nuevas tecnologías influye en la adaptación al teletrabajo o formación a distancia.
Asimismo, otros factores contextuales como la comodidad en el hogar, tener familiares o personas convivientes presentes o el tipo de espacio del que se dispone para desarrollar la jornada son fundamentales en la adaptación y la productividad.
Sin embargo, a pesar de esto hoy aprenderemos algunas claves que te ayudarán a adaptarte mejor y mejorar tu rendimiento.
CLAVES PARA AFRONTAR EL TELETRABAJO Y LAS CLASES ONLINE
La actitud es clave para nuestra adaptación y nuestro rendimiento. Podemos afrontar esta situación como un reto superable que nos ofrecerá más herramientas para nuestra vida profesional y para mejorar las habilidades personales.
Según el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, son tres las áreas en las que necesitas enfocarte para la gestión personal del teletrabajo o clases online:
1. Organización: crea y personaliza tu propio espacio o lugar de estudio/trabajo.
– Sigue un horario: elabora un cuadrante donde plasmes tus prioridades y te indique qué vas a hacer durante la jornada. El horario de estudio/trabajo debe ser compatible también con tu vida personal, ¡no lo olvides!
-Lugar de estudio/trabajo: en la medida de lo posible, intenta estudiar o trabajar en un espacio o estancia de la casa diferente a donde suelas estar en tu tiempo libre. Si esto no es posible, intenta evitar estar tumbado/a, así como cuidar ciertos aspectos como la luz, el ruido y la ventilación.
2. Cuidado personal: físico y psicológico.
-Haz descansos: intenta fijar momentos para dar pequeños paseos, beber agua o almorzar. Es importante no prolongar mucho en el tiempo el trabajo o el estudio, pues nuestra capacidad de concentración irá decayendo.
-¡Fuera pijama!: te recomiendo que te vistas con tu ropa habitual, intentando seguir el mismo patrón que si fueras a la oficina o universidad. Arreglarse activa el “modo trabajo” y, de esta forma, rompemos con la rutina y la sensación de vivir en un eterno domingo.
-Reduce distracciones: imagina que estás en clase presencialmente o en la oficina e intenta evitar las redes sociales, la televisión o el móvil. ¿Un truco? Puedes ponerlos fuera de tu lugar de trabajo/estudio o, al menos, ocultos a tu campo de visión.
-Limita tu jornada y desconecta: tu horario debe ser similar al de la oficina y no te olvides de que cuando termine la jornada comienza tu desconexión real. ¡Es tiempo para tu ocio!
3. Cuida la comunicación y relación con tus compañeros/as.
-Busca tener contacto: intenta comunicarte con tus compañeros/as a través de la misma tecnología que usáis en el trabajo/universidad. La posibilidad de ver las caras de los/as demás, hablar, reírnos nos hace sentirnos acompañados/as y favorecerá la sensación de trabajo en equipo.
– Negocia con tu familia, pareja o convivientes: anticipad vuestros horarios para intentar evitar tensiones y conflictos. Intentad llegar a acuerdos para integrar el teletrabajo con la vida familiar.
Con todas estas claves podrás adaptarte mejor a esta nueva modalidad de estudio y trabajo, sacándole el máximo partido y aprovechando sus ventajas al completo.
Te animo a que pongas en práctica dichas pautas y compartas tu experiencia en comentarios.
¡Es hora de poner a prueba nuestra capacidad de adaptación!