CÓMO AFRONTAR EL DUELO EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

En post anteriores hablamos sobre el malestar psicológico derivado del coronavirus, así como diferentes dificultades en la convivencia durante el confinamiento. Dada la situación que estamos viviendo y observando el número de infectados por coronavirus, hoy abordaremos cómo afrontar y gestionar el duelo por el fallecimiento de alguien cercano por COVID-19.

Como ya sabéis, España registra actualmente alrededor de 10000 fallecidos a causa del coronavirus (COVID-19). Además, debido a la situación en la que nos encontramos, resulta imposible acompañar a los familiares durante su hospitalización, despedirse de ellos y realizar un velatorio, funeral o entierro que permita comenzar el proceso de duelo.

Enfrentarse a la pérdida de un ser querido siempre es complicado, pero en estas circunstancias resulta aún más difícil y, por ello, es probable que se incremente el dolor y el malestar en las familias y allegados/as afectados/as.

Es necesario señalar también que, debido al confinamiento, las personas con familiares fallecidos no pueden recibir muestras de cariño ni cercanía física por parte de sus seres queridos ni amigos. Es muy importante tener esto presente, ya que supone una ruptura con nuestra tradición cultural. Tal y como apuntaba el decano del Colegio Oficial de la Psicología de Cataluña: “El duelo consta de dos fases: la personal y la social. Esta segunda fase se ha visto disminuida considerablemente, así que la personal será más dolorosa y duradera”.

¿CÓMO COMENZAR EL DUELO SIN DESPEDIDA?

El distanciamiento social, que debemos mantener por prevención y seguridad a causa del coronavirus, puede favorecer que el proceso de duelo sea más complicado, tal y como se ha señalado, por no haber podido apoyar al familiar enfermo en esa última etapa o no poder despedirnos.  

Cuando ocurre una experiencia de esta magnitud es frecuente que se produzca un gran impacto a nivel emocional, ya que es una situación repentina, para la que una persona no se encuentra preparada. Por ello, es normal sentir emociones intensas y variables o cambiantes a lo largo del día: enfado, tristeza, rabia, nerviosismo e, incluso, culpa.

Es posible también notar cansancio o dolor corporal. Asimismo, es frecuente la sensación de vacío, de no tener ganas de hacer nada y, por consiguiente, que se vea reducida nuestra actividad. Tienes que tener en cuenta que todas estas sensaciones te están ocurriendo en una situación extrema y dolorosa; son reacciones normales ante una circunstancia así. ¡Respeta tus propios tiempos!

Además, es importante saber que más adelante podréis afrontar esa parte social del duelo. En nuestra cultura los rituales funerarios ayudan a comenzar a reconocer la pérdida y proporcionan un espacio y un tiempo para manifestar las emociones y compartirlas con el entorno. 

HERRAMIENTAS PARA AFRONTAR EL PROCESO DE DUELO

Las siguientes pautas, que engloban aspectos emocionales, cognitivos y conductuales, podrán ayudarte a comenzar el proceso de duelo.

1. En primer lugar, intenta identificar todas las emociones y sentimientos que experimentes que van más allá de la tristeza. Por ejemplo: sensación de irrealidad (“esto no está ocurriendo”, “no es real”, etc.), culpa, rabia, ira…

2. Acepta esas emociones. Lo que estás sintiendo es normal y totalmente válido, no intentes reprimirlo; es lógico sentir dolor.

3. Ventilación emocional: expresa tus sentimientos con amigos/as o familiares. Aunque no puedas abrazarlos/as ni darles besos, puedes apoyarte en ellos/as. ¡Déjate acompañar!

4. No evites el recuerdo de aspectos dolorosos, puede ayudarte a no bloquear tus emociones. Intenta verbalizar dichos recuerdos y liberar las emociones que te producen; no tengas miedo a llorar.

5. Dentro de las posibilidades actuales, prepara tu propia despedida de la persona fallecida. Puedes recopilar fotos, recuerdos, hacer una lista de todo aquello que te aportó en vida o pudisteis compartir. Intenta agradecer todos esos buenos momentos y habla con familiares o amigos/as de experiencias y anécdotas juntos/as.

6. A nivel más personal, puedes escribir una carta en la que expreses todo aquello que te hubiera gustado decirle.

7. ¡Autocuidado! Planifica una rutina que te ayude a organizar los horarios de comida, higiene y sueño. No olvides dedicar tiempo para hacer actividades que te gusten dentro de casa y valorar la compañía de las personas que siguen contigo, en el día a día.  

Por último, recuerda que puedes recurrir y solicitar ayuda psicológica para elaborar el duelo. Es una situación muy delicada, que puede llegar a vivirse como un trauma.

No realizar el proceso de duelo de forma adecuada puede tener consecuencias a nivel psicológico en el futuro. Por ello, si lo consideras necesario, no dudes en acudir a terapia para avanzar por las diferentes etapas del duelo, hasta que logres finalizar el proceso.

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