¿CÓMO REDUCIR EL ESTRÉS? – 5 CONSEJOS PARA COMBATIRLO

“No me da la vida”, “no tengo tiempo para nada”, “¿el día no puede tener 25 horas?“, “aún tengo que terminar el trabajo, recoger la casa, coger cita para el/la dentista y preparar la comida de mañana”…¿Te suenan? ¿Quién no ha sentido estrés alguna vez?

Con el estilo de vida y el ritmo frenético del día a día que tenemos no es de extrañar que sintamos estrés. Es una reacción normal que aparece en nuestro cuerpo, pero si se mantiene de forma permanente puede llegar a afectar a la salud.

¡Empecemos por el principio!

¿QUÉ ES EL ESTRÉS?

El estrés es una reacción natural de nuestro organismo cuya finalidad es la adaptación a las demandas de nuestro entorno. Es decir, para poder enfrentarnos satisfactoriamente a nuestro día a día, nuestro cuerpo moviliza una serie de recursos. Cuando la situación ha sido resuelta nuestro organismo recupera el estado de equilibro.

El estrés es un proceso que se activa cuando la persona percibe una situación como desbordante para dichos recursos. Por ejemplo, suele aparecer ante acontecimientos muy exigentes, que implican un sobreesfuerzo, y también ante hechos novedosos que provocan un cambio en nuestros hábitos.

Entonces, ¿EL ESTRÉS SIEMPRE ES PERJUDICIAL?

Teniendo en cuenta lo explicado anteriormente, la frase de “el estrés siempre es malo” no es totalmente cierta.

El estrés, en un nivel bajo-moderado, nos ayuda a enfrentar nuevas situaciones y ajustarnos a las demandas diarias. Nos activa y pone en funcionamiento todo nuestro potencial, lo que hace que nos concentremos más en una tarea concreta y, por tanto, seamos más productivos/as. Por ejemplo, puede ayudarnos a evitar un peligro o cumplir con una fecha límite de entrega.

Sin embargo, este proceso natural ante las demandas puede convertirse en patológico cuando se prolonga en el tiempo e incluso dañar nuestra salud. Y es esto lo que comúnmente llamamos y entendemos como estrés.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DEL ESTRÉS?

 El primer paso para gestionar el estrés es reconocer su presencia. Esto parece una tarea sencilla, pero el estrés se puede manifestar de diferentes formas y en diferentes niveles: físico, psicológico y conductual.

-A nivel físico:

  • Dolores de cabeza. 
  • Problemas del aparato digestivo: dolor o acidez de estómago, colon irritable, etc.
  • Problemas en la piel: dermatitis, brotes de psoriasis, etc.
  • Tensión muscular, generalmente en cuello y espalda.
  • Aumento de la presión arterial.
  • Cansancio. 

-A nivel psicológico:

  • Aumento de la ansiedad, angustia o nerviosismo.
  • Dificultades de concentración o pérdidas de memoria.
  • Alteraciones del estado de ánimo.
  • Insomnio.
  • Irritabilidad.
  • Sensación de fatiga mental o embotamiento, que dificulta la toma de decisiones.

-A nivel conductual:

  • Alteración en la ingesta de alimentos: comer en exceso o por defecto.
  • Aumento del consumo de tabaco o alcohol.
  • Tensión en dientes o mandíbulas: bruxismo.  
  • Morderse las uñas: onicofagia.
  • Tics nerviosos.

¿CÓMO REDUCIR EL ESTRÉS? – 5 CONSEJOS PARA COMBATIRLO

Si llevas tiempo notándote estresado/a y te sientes identificado/a con los síntomas comentados anteriormente, es posible que hayas comenzado a sentir que esto interfiere en tu rutina. 

Si es así, estas pautas pueden ayudarte, pero sería recomendable la ayuda de un/a profesional de la psicología clínica y de la salud. En terapia podrás aprender a gestionar estas dificultadas y enfrentarte al día a día con nuevas estrategias.

A continuación, os dejo algunas recomendaciones para lidiar con el estrés y poder gestionarlo:

1. Acepta que el tiempo es limitado.

Aunque a veces nos gustaría que fuese de otra manera, el día tiene 24 horas. Entender que a veces no podemos llegar a todo es el primer paso para comenzar a gestionar el estrés. 

2. Gestiona tu tiempo de forma eficaz.   

Si enumeramos la cantidad de cosas por hacer o tareas pendientes es frecuente que aparezcan emociones de agobio. Organizarte el tiempo puede ayudarte a prevenir el estrés, pues dedicarás un momento específico para cada tarea. ¡Coge una agenda y detalla qué momentos dedicarás a cada una!

Recuerda ordenar dichas tareas en función de tus prioridades y finaliza primero aquellos objetivos urgentes e importantes.

3. Potencia tu flexibilidad.

Sí, a veces los planes cambian o hay imprevistos. Intenta contar con ello y deja al final del día un momento para atenderlos. ¡Si algún día no surge nada, tendrás más tiempo de descanso!

4. Practica tu asertividad y delega.

Es importante decir “no” y liberarnos de aquellos compromisos que no son prioritarios. Intenta delegar aquellas tareas menos importantes. ¡Podrás comprobar que la lista de tareas a tu cargo se reduce!

La asertividad no siempre resulta fácil. Si quieres comprobar qué estilo de comunicación sueles utilizar, haz clic aquí y podrás comprobarlo a través de un contenido totalmente interactivo.

5. ¡Autocuidado!: deja espacio para tu descanso y ocio.

Dedícate tiempo a ti mismo/a, tanto si tu actividad es presencial como si teletrabajas o estudias online. Al igual que marcamos en nuestra agenda el trabajo, no te olvides de apuntar qué momentos dedicarás al deporte, ver tu serie favorita, dar un paseo o simplemente descansar. ¡Cuidarte es prioritario! 

Intenta poner en práctica estos cinco consejos y recuerda que el estrés o estar siempre ocupado/a no es sinónimo de éxito.

¡Disfruta de tu día a día e invierte tu tiempo en aquello que te haga sentir bien!

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