Hoy en día, sabemos que existe una relación entre el cuerpo y la mente.
De hecho, estoy segura de que, en más de una ocasión, has podido observar que tu cuerpo ha reaccionado a un periodo de estrés de alguna manera como, por ejemplo: dolor de cabeza, de estómago, náuseas, etc.
Esto ocurre debido a que, cuando aparece una emoción en nuestro cuerpo, segregamos hormonas que tienen un efecto en nuestro organismo. Por ello, es importante saber gestionar nuestras emociones.
Cuando existen dificultades en dicha gestión emocional, nuestro cuerpo comienza a hablar a través de síntomas físicos; esto es lo que se conoce como somatización.
Todos/as nos enfrentamos a diferentes situaciones en la vida, algunas más sencillas que otras, por lo que es normal que en un momento puntual nuestro cuerpo pueda verse afectado. Sin embargo, el problema aparece cuando la somatización es recurrente, frecuente y se mantiene durante un periodo mantenido de tiempo.
¿QUÉ ES LA SOMATIZACIÓN?
La somatización es la aparición de síntomas físicos recurrentes que no tienen una causa física justificada, es decir, no pueden ser explicados médicamente a partir de una revisión del cuerpo, e interfieren en el desarrollo personal, laboral y/o social de la persona.
Por lo tanto, somatizar implica que el cuerpo habla y expresa la angustia emocional no liberada a través de molestias físicas.
El ritmo de vida de la sociedad actual puede llevarnos a experimentar una gran cantidad de preocupaciones y estrés. Las emociones desagradables no expresadas ni gestionadas pueden provocar la aparición de dolores o síntomas físicos. De esta forma, el conflicto psicológico se expresa a través del cuerpo.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS MÁS FRECUENTES EN LA SOMATIZACIÓN?
Los problemas físicos o síntomas más frecuentes en los problemas de somatización son:
- Síntomas gastrointestinales: dolor abdominal, diarreas, náuseas o vómitos, úlceras, etc.
- Síntomas sexuales: pérdida de apetito sexual, irregularidad en la menstruación, dificultades en la erección, etc.
- Síntomas respiratorios y cardíacos: dolor de pecho, taquicardia, sensación de ahogo, etc.
- Síntomas neurológicos: dolor de cabeza, mareos, etc.
- Síntomas musculares: tensión muscular, dolor de espalda, cervicales y/o articulaciones, etc.
Es importante destacar que el malestar de la persona con somatización es auténtico y el dolor es real, aunque no exista una explicación médica para sus síntomas.
¿QUÉ CAUSAS PUEDEN PROVOCAR UN PROBLEMA DE SOMATIZACIÓN?
Algunas de las situaciones que suelen relacionarse con la expresión de síntomas somáticos son:
- Largos periodos de estrés o ansiedad.
- Dificultad en la gestión emocional.
- Experiencias traumáticas o dolorosas.
- Conflictos mantenidos, no resueltos, que potencian la carga emocional.
5 CLAVES PARA REDUCIR LA SOMATIZACIÓN
Para poder regular los síntomas físicos de carácter somático es importante incidir en el trabajo de nuestras emociones y su expresión.
A continuación, te propongo estas cinco claves para que puedas comenzar a relacionarte de forma diferente con tus emociones y, así, tu cuerpo no tenga que hablar por ti.
- Identifica tu emoción: párate a pensar cómo te sientes.
- Ubica: trata de localizar dónde notas esa emoción en tu cuerpo.
- Expresa: pon palabras a lo que sientes, sacarlo fuera de tu cabeza te ayudará notablemente.
- Apoyo social y/o actividades agradables: involúcrate en actividades que te resulten placenteras y mantén contacto social con personas significativas para ti.
- Estilo de vida saludable: cuida tu alimentación, el descanso y realiza ejercicio físico ya que esto también te ayudará a regularte en tu día a día.
Si tu nivel de somatización es muy elevado o no cesa, PsicoLaume, psicóloga sanitaria online y en Madrid, puede ayudarte a gestionar tus emociones y reducir tus síntomas para que no estén continuamente presentes en tu día a día.
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