LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (TCA): MÁS ALLÁ DEL CUERPO

Ayer, 2 de junio, se celebró el Día Mundial por la Acción de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). El objetivo fundamental de este día es concienciar a la población para que se pueda comprender en profundidad qué son y qué implican este tipo de trastornos.

Es importante también visibilizarlos para poder llegar a prevenir estas alteraciones.

¿QUÉ ES EL TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (TCA)?

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son alteraciones de la conducta alimentaria que interfieren en cómo la persona se relaciona con la comida, consigo misma y con su entorno, interfiriendo negativamente en su salud física y mental.

Principalmente afectan a la ingesta alimentaria y al peso corporal, aunque, más allá de estos signos aparentes, se encuentran diferentes dificultades psicológicas complejas que repercuten en el funcionamiento cotidiano de la persona.

Los problemas alimentarios son cada vez más frecuentes en nuestra sociedad. La ingesta de alimentos es una conducta y, como tal, es susceptible de los diferentes procesos de aprendizaje (condicionamiento clásico, condicionamiento operante, etc.) y está en interacción constante con el entorno.

LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA

El Trastorno de la Conducta Alimentaria tiene una gran prevalencia en la cultura occidental. Concretamente, en España se calcula que en torno al 10% de las/os adolescentes presentan un Trastorno de la Conducta Alimentaria.

En nuestra sociedad la imagen corporal juega un rol importante. La insatisfacción con el aspecto físico promueve que las personas puedan adoptar conductas poco saludables (dieta restrictiva, realizar deporte de forma excesiva, comportamientos compensatorios como provocarse el vómito, etc.) con el objetivo de alcanzar ese ideal de belleza que se promueve.

La mayor parte de las personas que sufren un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) son mujeres. Existe una gran presión sociocultural en relación al cuerpo de la mujer y el canon de belleza establecido, donde se observan prototipos irreales que resultan difíciles de alcanzar: delgadez exigente, que se relaciona con otro tipo de valores positivos como éxito, fama, independencia, etc.

Además, es necesario saber que la comida puede adquirir funcionalidades diferentes para cada persona. Por ejemplo, muchas personas utilizan la comida para calmar la ansiedad. En este caso, la conducta de comer no tendría el único objetivo de alimentar o dar placer, sino que se realiza para reducir ese nivel de ansiedad. Por lo tanto, nuestra relación con la comida puede ser poco saludable y estar sujeta a un aprendizaje que nos acerque a los TCA.

¿QUÉ FACTORES PSICOLÓGICOS PUEDEN INFLUIR EN LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (TCA)?

Existen algunas variables (llamadas disposicionales en psicología) que pueden considerarse un factor de riesgo para el desarrollo de un Trastorno de la Conducta Alimentaria.

Por un lado, algunas variables están relacionadas con el propio individuo, es decir, con su propia historia de aprendizaje: experiencias vividas, autoconcepto, reforzadores, etc. También existen ciertas características personales que son necesarias tener en cuenta:

  • Perfeccionismo.
  • Autoexigencia.
  • Necesidad de control.
  • Insatisfacción corporal.
  • Impulsividad.
  • Pensamiento dicotómico: valorar los acontecimientos de forma extrema (ej.: blanco o negro).

Por otro lado, el entorno en el que la persona crece y se desarrolla es fundamental para establecer su relación con la comida. En ocasiones se observa que algunas/os pacientes han vivido sin unos hábitos de alimentación saludables o con modelos no adecuados. Además, los valores y las normas que aprendemos tienen un gran impacto en nuestro comportamiento, ya que actuamos en función de ellas a pesar de las posibles consecuencias. Estas señales pueden influir en la ingesta de las personas e, incluso, en el concepto físico que tienen de sí mismas/os, llegando a gustar o no gustar su imagen corporal.

MÁS ALLÁ DEL CUERPO

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) provocan un gran sufrimiento en las/os pacientes y su entorno más cercano.

Como hemos comentado, un TCA no es sólo esos síntomas visibles como el aspecto corporal, la dieta restrictiva o conductas compensatorias como el vómito, sino que hay muchas características personales que producen un gran malestar en quien lo sufre.

Todo ello conforma un estilo psicológico, una forma de enfrentarse cada día al mundo, que se caracteriza por una inflexibilidad psicológica, que resulta poco adaptativa en diferentes situaciones o dificultades vitales.

Por todo ello, es muy importante seguir trabajando para realizar tanto una labor de tratamiento multidisciplinar (¡es fundamental trabajar en equipo con otras/os profesionales de la salud!) como de prevención para tomar medidas de forma anticipada y reducir la prevalencia de los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

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